El sueño no se recupera. Las horas que no dormimos no las compensamos con un fin de semana de siestas.
En el sueño no existe la lógica de la recuperación o del crédito, es decir, cuando dormimos poco vamos acumulando un cansancio progresivo que en algún momento empieza a generar deterioro en nuestro cuerpo.
No estamos hablando del insomnio, del no poder conciliar el sueño, que es otra clase de problema, sino de las horas que le robamos a las noches para quedarnos trabajando, enganchados con una serie, atrapados con un libro o reunidos con amigos. Las horas que podríamos dormir pero decidimos no dormirlas.
¿Cuánto es dormir poco?
Los especialistas coinciden todos en afirmar que dormir menos de seis horas por día -en el caso de un adulto promedio- es poco. Y que ese número acumulado en, al menos, un mes produce una desregulación de los ciclos del organismo que, a su vez, genera desajustes físico y mentales.
El cerebro cansado
Un cerebro cansado es un cerebro disminuido. Quienes duermen poco tienden a cometer más errores que el resto de las personas. Descansar menos de seis horas afecta a las principales funciones cognitivas: la atención, la memoria y la consolidación del aprendizaje.
El sueño y el estado de ánimo
Cuando dormimos menos, el cerebro está haciendo un esfuerzo extra para mantener la atención y así poder funcionar con normalidad. Pero ese esfuerzo no es gratis, se paga también a través del estado de ánimo: Las dos consecuencias principales a nivel anímico son la irritabilidad y la ansiedad
Es cierto eso que el cuerpo necesita repararse de noche, pero con 4 horas de sueño no alcanza.
El sueño y la salud
Quienes duermen menos de seis horas por día están más expuestos a tener problemas de salud crónicos como la obesidad, la diabetes, las enfermedades del corazón y la alta presión sanguínea, entre otros. La fase NO REM del sueño se encarga de reparar los distintos sistemas que permiten que el organismo funcione con normalidad: la desintoxicación, lo cardiológico, lo renal, el metabolismo hepático. En otro sentido, cuando dormimos poco nos bajan las defensas que nos vuelven más propensos a enfermarnos debido a que el sistema inmunológico se debilita y no puede hacerle frente a virus y bacterias.
El sueño y el peso
Hay estudios que aseguran que dormir poco tiene consecuencias directas en el aumento del peso. En parte, esto se debe a que quienes duermen menos de seis horas tienden a comer más porque pasan más tiempo despiertos y, por otro lado, a que los desajustes del sueño afectan al metabolismo de la glucosa.
Fuente: La Nacion
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